A la hora de renovar el hogar una de las opciones más económicas y visibles es el cambio de pintura en las paredes.  Si bien la mayor cuestión parece ser la elección del color, lo cierto es que también hay que tener en cuenta otros aspectos tales como  la percepción del tono elegido que, de acuerdo a los efectos lumínicos producidos, ayuda a destacar o disimular imperfecciones de las paredes.   Esta característica es la que se conoce en las diferentes pinturas como “acabado”, y es la responsable de determinar la graduación de brillo y el tipo de textura obtenida, así como también la resistencia a los agentes externos.

El acabado es un aspecto importante a considerar para que la decoración logre el aspecto deseado y refuerce lo que se desea transmitir desde el diseño. La escala de nivel de brillo va de brillante en un extremo a mate en el otro, y se pueden distinguir brillos intermedios como el acabado semi brillante, satinado y semisatinado.

Si se trata de paredes que presentan imperfecciones los acabados mate o sin brillo son perfectos ya que son capaces de disimular los defectos y las irregularidades de la superficie.   Por su parte,  los brillantes, por su esquema de luces y sombras, llaman más la atención y destacan las particularidades de la pared. Es justamente por esto que si la pared presenta algún tipo de  defectos, los acabados brillantes los harán aún  más evidentes.

Fuente: Sherwin Williams Argentina