Los pisos flotantes son una excelente opción cuando se quiere reformar sin entrar en grandes obras.  Estos pisos se colocan sin clavar, sin atornillar y sin pegar al suelo.  Se trata de un tipo de piso que se apoya sobre cualquier superficie lisa, firme y seca por medio de un encastre entre tablas.  Estos pisos presentan  un espesor de entre 8 y 15 milímetros, por lo cual son perfectos para ser colocados sin necesidad de levantar el piso actual.  Para evitar pequeños desniveles y amortiguar el ruido,  se apoyan sobre una manta de poliestireno.  Vienen de fábrica con su propio zócalo y no necesitan pulido ni plastificado. El piso queda listo para su utilización inmediatamente después de colocado.

El mercado ofrece una gran variedad de estos pisos ya que es posible encontrarlos en diferentes grados de dureza y resistencia a la abrasión. Además cuentan con una amplia gama de colores, vetas e imitaciones de madera. También ofrecen otras ventajas como que son resistentes al desgaste, las manchas, los rasguños y las quemaduras.   Otra característica fundamental del piso flotante es que se trata de un producto ecológico hecho de materiales naturales renovables.

Clases de pisos flotantes

En líneas generales  hay 2 clases de pisos flotantes: los melamínicos y los de madera.

Pisos Flotantes Melamínicos o Laminados

Son aquellos pisos  cuya capa final de vista está formada por un laminado plástico con aspecto de madera.  Las versiones más comunes suelen ser las laminadas mientras que las más económicas son las de fórmica.


Pisos Flotantes de Madera

Se trata de aquellos pisos cuya capa final  está compuesta por un laminado de madera natural. Son la opción artificial al piso de madera maciza. Se convierten en una opción ecológica dada su baja utilización de madera natural. Si la capa de madera es lo suficientemente gruesa pueden ser pulidos y plastificados hasta 5 veces.

Imágenes vía: Decoraciona

Fuente: Estilo Ambientación